martes, 5 de abril de 2011

La verdadera tarea



¿Qué pasaría, si en lugar de entretenernos (en su definición más rígida: no dejar que una persona continúe su camino o realice su trabajo) con alianzas o sin ellas, con copetes futuristas, con prestidigitadores, con el trabajo camaral, en la pre, campañas e informes, en declaraciones y amenazas de los líderes políticos, nos dedicáramos a pensar sobre los verdaderos problemas de México? Los diputados y senadores trapecistas, sobre todo aquéllos y aquéllas que el hueso les ha caído del cielo, esto es, una plurinominal por cuota o por abyección abierta, ya están calculando dónde caer el próximo sexenio y prendiéndole una veladora por lo menos al candidato más cercano a su corazón para que si no se trapecean, quién sea preciso les tenga guardada aunque sea una dirección. Y es que bien visto, todo este entramado  electoral, lleno de sofismas no es parte de la solución, sino del problema. Ayer, un senador de izquierda (digo, es un decir) gasta ¿él? un dineral en una separata publicada en un diario nacional para convencernos de las bondades de su trabajo legislativo. ¿Ya se estará placeando?
La marcha de mañana bien resumida en la frase Si no pueden renuncien, le cae como anillo al dedo a los individuos y grupos e instituciones que han llevado al despeñadero al país. El dolor, la inseguridad y la muerte tienen  responsables con nombre, cargo y apellido, al igual que los lastimados por el sistema injusto que nos oprime. La democracia, piensan los electoreros, solucionará los problemas de México. Pero democracia no es el derecho al voto. Es la ciudadanización de los mexicanos, esto es, el acceso a los derechos consagrados por la Constitución, una distribución justa de la riqueza nacional. ¡Pero más de la mitad ni siquiera tiene derecho a una vida digna! Y pudiéramos seguir con educación, vivienda, salud, trabajo y un etcétera tan largo como la desesperanza en que ellos nos han sumido.
Una organización horizontal, con liderazgos compartidos fuertes y sin caudillos, nos parece, es el rumbo a seguir. 

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